A nuestra redacción llegó la siguiente denuncia remitida por Iris Guerrero la cual explica en el texto.
2 de septiembre de 2013..-De unos meses para acá resulta triste entrar al PDVAL del pleno centro de Valencia, ubicado en la Calle Girardot, ya que, además de escuchar los comentarios lastimeros y de rechazo acerca de la situación de desabastecimiento, casi permanente que ocurre en ese mercado popular, por parte de la clientela asidua a realizar compras allí, lo que para ellos resulta un poco menos costosa que en otros sitios que también expandes productos alimenticios, pudimos observar que al parecer no existe mucha preocupación por organismos oficiales como la gerencia de PDVAL, INDEPABIS y la misma PDVSA, acerca del seguimiento cotidiano que debería hacérsele al funcionamiento de estos centros de venta de alimentos tan necesarios para las comunidades.
Además, es un hecho cierto que esta situación, que se ha venido repitiendo en forma casi constante, durante meses sin aparente respuesta de los órganos que les compete resolverla, resulta muy preocupante para una ciudad de mas de un millón de habitantes, donde el capitalismo hace de las suyas en cuanto a la inyección de alienación a sus habitantes, a través del consumismo mediático, lo cual se traduce, entre otras cosas, en el encarecimiento de los insumos de primera necesidad; de tal forma que los y las valenciano(a)s se encuentran prácticamente acorralados en una región, donde si existen mercados para vender alimentos de la dieta básica, pero muchos de ellos, casi todos, ubicados en zonas residenciales de clase media alta, hacen lo que les da la gana con los precios, inclusive, se sabe de algunos que cambian las etiquetas de los productos alimenticios envejecidos para venderlos como nuevos.
Lamentablemente, en el PDVAL del centro abundan personas que se dirigen a ese sitio con un código mental repleto de signos individualistas y egoístas, toman un carrito y lo colocan lleno hasta los topes de pollos o carnes reguladas y no hay nadie en el centro alimentario que les “pare el trote” antes de pagar en la caja. Resultado, que si los camiones llegan a las nueve de la mañana, ya a las once solo quedan los anaqueles y las cavas vacías, porque esa misma tónica es repetida con otros rubros, como la harina de maíz y el arroz. VIGILANCIA CONSTANTE A LOS ACAPARADORES Y DOTACION DE ALIMENTOS PARA LAS MAYORIAS DE ESCASOS RECURSOS EXIGE LA COMUNIDAD VALENCIANA.
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